Beniyork: factores que hicieron de Benidorm la ciudad española con más rascacielos por habitante

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Con una población que supera los 74.000 habitantes, Benidorm actualmente es reconocida como la segunda ciudad en el mundo con la mayor cantidad de rascacielos por habitante, solo superada por Nueva York, ganándose así el sobrenombre de “Beniyork”. En la década de los 50, lo que era un modesto pueblo de pescadores se convirtió en un importante destino turístico a nivel internacional, gracias a un modelo de desarrollo vanguardista que integró planificación urbana, inversión privada y una actitud cultural abierta.

De pueblo pesquero a referente turístico internacional

En el periodo después de la guerra, España experimentaba aislamiento internacional y complicaciones económicas. El régimen de Francisco Franco intentaba reactivar la economía mediante el turismo y la captación de divisas. En este escenario, Benidorm, que era en ese momento una aldea con solo 3.500 residentes, se perfiló como un lugar con gran potencial para atraer turistas interesados en el sol y las playas.

El alcalde Pedro Zaragoza fue pionero en adoptar medidas audaces para la época, como permitir el uso del bikini en las playas, una decisión que buscaba atraer a turistas europeos, especialmente del norte de Europa. Esta apertura cultural marcó el inicio de la transformación de Benidorm y sentó las bases de un modelo turístico que priorizaba la adaptación a las necesidades y costumbres de los visitantes.

Planificación urbana y los pioneros rascacielos

En la década de los 60, Benidorm implementó un plan de urbanización que todavía perdura. Con solo 38 km² de extensión, se destinó el 61% del terreno para fines agrícolas, forestales y áreas verdes, focalizando la edificación en puntos clave. Esto dio lugar a construcciones de gran altura que maximizaron el uso del espacio y facilitaron la llegada de un creciente número de visitantes.

El primer rascacielos, la torre Coblanca 1, se inauguró en 1966 y marcó un antes y un después en la fisonomía de la ciudad. La llegada del aeropuerto de Alicante en 1967 consolidó a Benidorm como destino de turismo de masas, facilitando el acceso a visitantes internacionales y estimulando la inversión en hoteles y servicios turísticos. Actualmente, la ciudad cuenta con 142 hoteles y más de 90.000 camas disponibles, con una oferta vacacional que se extiende durante todo el año.

Desarrollo sostenible y eficacia en áreas urbanas

A pesar de su densidad, la planificación de Benidorm prioriza la orientación de los edificios hacia el sur para aprovechar el sol y garantizar la eficiencia energética. Las zonas verdes, los espacios comerciales y la movilidad peatonal contribuyen a un modelo urbano que combina densidad y habitabilidad. Este enfoque le ha valido reconocimientos internacionales, como el premio “Pionero Verde Europeo del Turismo Inteligente 2025”.

El modelo de rascacielos, además de optimizar el espacio, permite concentrar la actividad turística sin ocupar extensas franjas de costa, aunque los expertos advierten que estos edificios envejecen con dificultad y requieren inversiones constantes para su mantenimiento y renovación.

Retos del turismo de masas

No obstante, el éxito turístico de Benidorm también enfrenta desafíos importantes. En agosto, la ciudad puede recibir hasta 400.000 personas, lo que genera presión sobre los recursos públicos, la vivienda y la infraestructura local. El encarecimiento de los alquileres y la escasez de viviendas para residentes locales son problemas que reflejan la fragilidad de un modelo dependiente del turismo de masas.

A pesar de no haber registrado protestas significativas contra el turismo como en otras ciudades españolas, la pregunta sobre el crecimiento futuro de Benidorm sigue abierta: ¿hasta dónde puede expandirse sin comprometer la calidad de vida de sus habitantes y la sostenibilidad del entorno urbano?

Benidorm como modelo de crecimiento turístico

El ejemplo de Benidorm, conocido como «Beniyork», ilustra cómo una localidad pequeña puede llegar a ser un referente mundial mediante la planificación estratégica, la adecuación cultural y el desarrollo económico enfocado en la innovación. Su modelo ha sido analizado por urbanistas, arquitectos y especialistas en turismo como un laboratorio de manejo turístico y de crecimiento urbano que, a pesar de los retos, sigue siendo uno de los destinos más destacados de España.